Amor Ciego: lo que los hijos cargan por sus padres

En muchos sistemas familiares, los hijos, desde un amor inconsciente, dicen:
“mejor yo que tú”.
Ese movimiento los lleva a cargar culpas, enfermedades, ruinas o destinos que no les corresponden.
A esto Hellinger lo llamó amor ciego: un intento de salvar a los padres o ancestros sacrificando la propia vida.

Profundidad de visión

¿Por qué surge el amor ciego?
El niño, por instinto de pertenencia, quiere aliviar a los padres y “pagar” con su propio destino lo que ellos no pudieron resolver.
Pero ese amor, aunque noble en intención, genera desorden: el hijo queda atrapado en lo que no le pertenece.

¿Qué consecuencias tiene?
Repetición de enfermedades, fracasos, adicciones o bloqueos que reflejan cargas ajenas.
El hijo no vive su vida plena, sino que encarna la de otro.

¿Cómo se transforma en amor sano?
Al mirar con respeto y decir:
“Querido papá/mamá, lo siento y con amor te dejo lo tuyo. Yo tomo la vida completa, tal como viene”.
Así, el hijo devuelve la carga y honra a los padres tomando la vida en gratitud.

Preguntas prácticas para el día a día:

¿Cómo sé si estoy cargando algo de mis padres?
Práctico: observa si tienes bloqueos recurrentes que parecen no tener explicación personal.
Superior: lo que “pesa demasiado” puede no ser tuyo: puede ser una carga heredada.

¿Qué puedo hacer para soltar esas cargas?
Práctico: escribe una carta simbólica devolviendo lo que no es tuyo.
Superior: al devolver, liberas a tus padres y a ti mismo: ellos recuperan su dignidad y tú recuperas tu destino.

¿Qué cambia cuando dejo el amor ciego?
Práctico: sientes más energía, claridad y ligereza.
Superior: el amor deja de ser sacrificio y se convierte en fuerza que impulsa hacia adelante.

Resumen

El amor ciego es fidelidad inconsciente al dolor de los padres o ancestros.
El amor sano es reconocerlos, honrarlos y tomar la vida tal como viene, sin cargar lo que no nos corresponde.
Al transformar ese amor, los hijos se liberan y el sistema familiar descansa.